De nuevo, y al igual que la ya reseñada "¡Harka!" de Carlos Arévalo, estamos ante otra película rabiosamente franquista cuyo objetivo principal era ensalzar las supuestas heroicidades y noblezas de las fuerzas militares del caudillo, en este caso la legión.
Normalmente, siempre se referencian sutiles elementos homosexuales en estas dos producciones hispanas, si bien en este caso me resisto a considerarlos tan firmes como los que hallé en la película de Carlos Arévalo. El argumento es similar al de "¡Harka!", aunque en este caso hay algunos atisbos de originalidad en la parte final, y la película en general es superior cinematográficamente hablando: dos miembros de la legión ("el Grajo" y Mauro) se unen en profunda amistad después de que uno de ellos salve la vida del otro en el campo de batalla.
Curiosamente interpretados de nuevo por Alfredo Mayo y Luís Peña, la amistad entre los dos soldados va más allá de la simple camaradería, y la notícia de que Mauro debe abandonar la legión para volver a su patria por un asunto importante es recibida por "el Grajo" con un profundo dolor que casi se convierte en lágrimas en el momento de la despedida. El elemento de sorpresa llega cuando, tiempo después, "el Grajo" descubre que Mauro pertenecía a la realeza en su país de orígen, y su amistad se reaviva de nuevo después de un apasionado re-encuentro.
No hay mucho más que reseñar, como ya he mencionado los atisbos de homosexualidad son muy leves pero aun así destacables, y desde luego son toda una sorpresa en un cine tan machista y mojigato como el que se hizo durante la época franquista para vanagloriar sus supuestos valores.
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